viernes, 2 de octubre de 2009

No matemos el siglo

Primera escena, en el año 4 antes de Cristo, más o menos: nacimiento de Jesús.
Segunda escena, unos 529 años más tarde: Dionisio el Exiguo, un escita metido a romano, decide empezar a contar años desde el nacimiento de Jesús. Investiga, interpreta los testamentos, y escoge un año a partir del que empieza a contar. Le llama año 1, el primero de nuestra era. (En aquella época lo normal era empezar a contar desde la subida al trono del emperador Dioclecio, en el 284 DC.)
Tercera escena, alrededor del 800: alguien inventa el cero en la India (el primer documento conocido que lo usa es del 876). Los árabes lo adoptan y lo exportan a Europa, donde se empieza a usar entre los siglos XI y XII.
¿Por qué Dionisio el Exiguo, cuando en el año 525 decidió empezar a contar años desde el nacimiento de Cristo, no empezó por el año cero? Porque el cero no se había inventado. (De hecho, si que se había inventado: los primeros fueron los mayas alrededor del año 300, casi mil trescientos años antes de que los civilizaran a mandobles, pero Dionisio no lo sabía.)
Si Dionisio hubiera empezado por el año cero, el siglo XX hubiera empezado el uno de enero del año 1900, y acabaría el uno de enero del año 2000, al inicio del tercer milenio. Pero Dionisio empezó a contar por uno, y por eso el siglo XX no empezó hasta el 1901, y no acabará hasta el uno de enero del 2001.
De todas maneras, me alegro de que lo celebremos este año. Por una parte, no deja de tener una cierta guasa: después de esperar casi 1000 años a que se acabe el milenio, vamos y lo celebramos un año antes de tiempo. Por otra parte, los medios de comunicación y las grandes superficies nos lo agradecerán. Si son listos, nos lo harán celebrar el año que viene también.
Además, el año 2000 está cargado de significación: no digo más que mientras nosotros, que somos el ombligo del mundo, celebremos el año 2000, el mundo islámico estará en el año 1420 en el calendario Hijri, y será el 1921 de la era Saka en la India, y el año budista 2543, y el Kouki 2659 en Japón, y el 5761 del calendario hebreo, y el 1992 del calendario etíope, por citar unos pocos.

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